2020 ha sido un año duro, sobran explicaciones. Pero en lo profesional, que es el tema en el que me centro por aquí, he salido bien parado gracias a haber partido en una posición ventajosa. Mis clientes SEO siguieron contando conmigo, y tenía activos en forma de webs que complementaron mis ingresos. Y esta vez comprobé más que nunca qué son los ingresos pasivos, porque estuve en torno a medio año sin tocar la afiliación. ¿Motivo? Sacar adelante un side project que no evolucionó al ritmo que me hubiera gustado.
En el resumen del 2019 ya conté que en 2020 aspiraba a un puesto que hoy día prácticamente solo existe en USA. Hoy, relajado y con la cabeza fría, me doy cuenta de que sucedió lo más probable: no lo conseguí. ¿Estuve cerca? Hubo momentos en que pensé que si, aunque si lo pienso ahora creo que estuve más lejos de lo que pensaba. ¿Me auto engañé? No. Simplemente ahora tengo más información sobre algunos de los procesos en los que he estado involucrado.
Eso si, lo que no me quita nadie es que desarrollé un servicio desde 0 y tuve mis primeros clientes. Los ingresos totales del año no llegaron a los 500€, pero el subidón del arranque se queda para siempre:
Además este side project me está permitiendo incorporar a mi background nuevas habilidades que aplicar a todas las vertientes de mi yo profesional. Por ejemplo inicié una newsletter con MailChimp que está ya cerca de los 500 suscriptores, empecé a generar contenidos en formato video cuando un old school como yo casi siempre se ha enfocado en el texto, di varias charlas online (mi favorita es la relacionada con los sesgos cognitivos, otro ámbito de aplicación a cualquier campo)…
Todas estos aprendizajes me han servido para tener claro que creatividad y persistencia son claves a la hora de alcanzar los objetivos:
Por cierto, también rechacé una oferta importante para vender una de mis webs. Quizás me equivoqué, pero lo analicé en profundidad y no me arrepiento de la decisión. Quién sabe si el futuro traerá nuevas oportunidades.
En general fue un año rarísimo, pero que aún me dejó espacio para ir de Madrid a Valladolid andando (10 días, con algún trekking adicional por la sierra madrileña) y para pasar una semana en Valencia recorriendo la ciudad sobre una bicicleta. Y cafés y cañas en terrazas con amigos. En ocasiones pasando bastante frío. Tampoco mucho más. Ni tan siquiera dio para elevar el número de libros leídos quedándome por 2ª año consecutivo en 19 (mis preferidos «La señal y el ruido» y «Game Changers»). Aquí tienes las reviews de todos los libros que voy leyendo.
En estos últimos años el atletismo ha sido parte importante en mi vida, y por eso ha ocupado habitualmente un párrafo en mis balances. En el de hace un año hablaba de que dejaba el club de atletismo de mi vida. Un año después vuelvo. Me voy (a medias) del Corredores sin casi haber competido debido a la pandemia, pero este 2020 se merecía rematarlo con una decisión estrictamente emocional.
En 2020 he hecho muchas cosas mal, pero releyendo mis resúmenes anuales hay una piedra en la que tropiezo cada año: el inglés. Leo bastante, me defiendo escribiendo… pero soy incapaz de entender un vídeo en inglés sin subtítulos. El plan para solventar esta carencia ya está en marcha, queda lo complicado (perseverancia).
Aunque posiblemente mi día a día se resienta más por algo ajeno a no manejar una lengua extranjera: mi imposibilidad de estar relajado, de disfrutar del viaje mirando el paisaje. Siempre estoy con la cabeza a 1000 pensando en todo lo que me queda por hacer. Y siempre con la (auto) presión de pensar que avanzo demasiado lento. Necesito trabajar en ésto.
Ya voy terminando, y como resumen final me quedo con que con todo lo que tengo (salud, familia, amigos, estabilidad económica…) debería quejarme menos y ser más agradecido.
Este tumultuoso 2020 pide un 2021 con menos restricciones. ¡Vamos a por él! ¡Feliz año 1 después de la pandemia!