¿Atravesando el valle del dolor o atrapado en la miseria?

los-canallas-del-cuarto-cuadranteCuando yo tenía 11 años mi entrenador de baloncesto tenía 16 y se llamaba Carlos Polo. Más de 20 años después, con Carlos consolidado como emprendedor / empresario de prestigio, acabo de terminar de leer su libro «Los canallas del cuarto cuadrante«. Y, sin apoyarme (o al menos intentándolo) en vínculos emocionales, tengo que decir que me ha gustado sobre todo porque me ha hecho reflexionar sobre algunos aspectos que desgranaré en este post. Mi opinión sobre el libro la podéis encontrar en Amazon.es.

De todo lo tratado en el libro 2 conceptos, que se entrelazan entre si, me han interesado especialmente. El valle del dolor por el que irremediablemente tienen que pasar el 99’99% de los proyectos antes de alcanzar el éxito y la gestión de la miseria que hay que realizar durante todo este «viaje». En los links anteriores el propio Carlos desarrolla en su blog en profundidad los conceptos.

El transcurso por el valle del dolor es obligatorio alcanzar el éxito, pero Carlos advierte que hay emprendedores que, por raro que parezca, se acaban quedando a vivir atrapados en la miseria. En la mayoría de las ocasiones por falta de valentía para asumir el fracaso y cerrar.

A veces tengo la sensación de que, en mi autoempleo, soy uno de los que se ha quedado a vivir en los últimos tiempos en la zona de miseria. La aventura se torció en el último tramo de 2014 y, aunque puedo decir que las métricas después de varios meses vuelven a lanzar señales positivas, sigo atascado.

Carlos habla de que mantenerse demasiado tiempo en la miseria es malo incluso para la sociedad porque «no se genera riqueza social -empleos, impuestos, importación, cambios en el status quo económico, etc.» y porque además dejas pasar trenes profesionales que es probable que no vuelvan. Pero, ¿cuanto tiempo es el máximo «aguantable» en el valle del dolor? ¿Cuando se está está atravesando el valle de dolor y cuando se está atrapado en la miseria? El propio Carlos en su libro reconoce haber tenido periodos de su vida atrapado en la máxima miseria (sin comprar casi ropa, perdiendo peso…)…

También comenta que para él fracasar en un proyecto empresarial es sinónimo de tirar años de carrera profesional. Yo con esto no puedo estar de acuerdo. Ya no es únicamente lo que se aprende por el camino, sino que hay que aprender a disfrutar del camino. The Journey is the Reward (La Recompensa es el Camino).

Habla de que la resilencia emprendedora puede llegar a ser contraproducente. Es obvio que si vas hacia un acantilado y pisas el acelerador lo único que estarás haciendo es acelerar el fracaso pero, volviendo a una de los temas anteriores, si vives en la miseria iterando tu producto (no sentado de brazos cruzados esperando simplemente que el viento de tu mercado sople a tu favor), ¿no estás atravesando el valle del dolor a la vez que te aproximas al éxito?

Hay que matizar que Carlos divide los negocios en 4 cuadrantes y el libro está centrado en uno (el cuarto) en el que yo no trabajo, y puede que aquí radique la clave de mis puntos de vista diferentes. Pero al final probablemente, como suele ocurrir casi siempre, los grises dominen sobre el blanco y el negro.

Por cierto, si me lee algún familiar o amigo especificar, para su tranquilidad, que no vivo literalmente en la miseria. Aunque el negocio ha bajado bastante en el último año me da para vivir en Madrid (¿la ciudad más cara de España?), aunque sin excesos. Más que miseria en lo que yo pienso es en el cese de lucro (otro concepto del que habla Carlos a lo largo de su libro) que no es ni más ni menos que pensar que trabajando para terceros estaría ganando (¿bastante?) más dinero. Pero, al menos de momento, sigo adelante con mi aventura bajo el prisma de que sigo siendo rico (precisamente, hoy viernes, en cuanto lance este post salgo para Francia a ver un año más el Tour sin que mi jefe me haya puesto impedimentos 😉 ). Aunque como todos, a veces dudo de si estaré haciendo lo correcto.

Quizás me haya acostumbrado a vivir en la miseria y simplemente no me atreva a dar carpetazo a mi autoempleo. Por eso os me ha gustado «Los canallas del cuarto cuadrante», porque me ha hecho reflexionar sobre muchas cosas. #AlwaysInBeta.

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